Grace Community Church rechazó los llamados de un anciano para ‘hacer justicia’ en caso de abuso

Grace Community Church rechazó los llamados de un anciano para ‘hacer justicia’ en caso de abuso

Mientras que un exlíder espera un cambio, las mujeres que buscaron refugio en la consejería bíblica en la iglesia de John MacArthur dicen que temían ser disciplinadas por buscar protección de situaciones de abuso en sus matrimonios.


El año pasado, Hohn Cho concluyó que Grace Community Church había cometido un error.

Los ancianos habían disciplinado públicamente a una mujer por negarse a aceptar a su esposo. Al final resultó que los temores de la mujer resultaron ser ciertos, y su esposo fue a prisión por violencia y abuso sexual de menores. La iglesia nunca se retractó de haber disciplinado a la mujer ni se disculpó en los 20 años transcurridos desde entonces.

Siendo abogado y uno de los cuatro funcionarios de la junta de ancianos de Grace Community Church (GCC), se le pidió a Cho que estudiara el caso. Trató de convencer a los líderes de la iglesia para que reconsideraran y al menos en privado trataran de resarcir ese error. Dijo que el pastor John MacArthur le dijo que «lo olvidara». Cuando Cho continuó llamando a los ancianos a «hacer justicia» a nombre de la mujer, dijo que se le pidió que se retractara de sus conclusiones o renunciara.

Han pasado 10 meses desde que Cho dejó Grace Community Church, y no ha podido olvidar a la mujer, Eileen Gray, cuya experiencia se describió en detalle en marzo pasado en el medio de noticias de Julie Roys, The Roys Report.

Aunque Cho renunció en silencio, siguió escuchando las historias de otras mujeres de su antigua iglesia. También habían sido cuestionadas, ignoradas e implícita o explícitamente amenazadas con medidas disciplinarias mientras buscaban protección de sus matrimonios abusivos. Incluso en su nueva congregación, Cho comenzó a recibir visitantes relacionados con el caso de Gray, hecho que vio como una señal de la providencia de Dios.

No, no podía «olvidarlo».

Cuanto más aprendía, cuantas más personas le contaban sus historias, más pesaba en su conciencia la injusticia y más se preocupaba por la consejería bíblica de la iglesia sobre el abuso.

Cho escribió en un memorándum de 20 páginas a los principales líderes de Grace Community Church en marzo pasado: «Realmente creo que sería incorrecto no hacer nada. Al final del día, sé lo que sé. No puedo “dejar de saberlo” y, de hecho, soy responsable ante Dios por este conocimiento. Y si tú te has esforzado tanto como para leer hasta este punto, ahora tú también eres responsable ante Dios por ello».

La iglesia Grace Community Church es liderada por John MacArthur, uno de los pastores más antiguos e influyentes de Estados Unidos. La mega iglesia de Sun Valley, California, es mejor conocida por la predicación de MacArthur y se enorgullece de su fidelidad a la Biblia por encima de los caprichos del mundo.

El alcance de GCC va mucho más allá de las multitudes que llenan su auditorio de 3500 asientos en múltiples servicios cada domingo. Su influencia se extiende por medio de los libros y comentarios populares de MacArthur; por medio de escuelas afiliadas como The Master’s Seminary y The Master’s University; por medio de Grace to You [en español Gracia a vosotros], un ministerio de enseñanza; y por medio de la Conferencia Anual de Pastores de la iglesia.

En la conferencia de marzo pasado, Cho brindó una enseñanza sobre «Conciencia y Convicción». Pasó el resto del año poniendo en práctica la lección. Durante el verano y el otoño, Cho mantuvo una «débil esperanza» de que la junta formada por 37 ancianos reconsiderara el caso de Gray, y oró para que Dios ablandara los corazones de los líderes y cambiaran de opinión.

Quería verlos corregir los errores de su pasado y hacer algo mejor en el futuro. En cambio, descubrió que parecían estar repitiéndolos una y otra vez.

Meses después de plantear sus preocupaciones sobre un caso ocurrido hace 20 años, Cho descubrió en el otoño de 2022 «otro grave y doloroso caso de consejería de la iglesia GCC». Una mujer informó que los líderes de la iglesia le habían aconsejado que volviera a vivir con su esposo y no obtuviera una orden de restricción a pesar de sus documentados comportamientos de manipulación con fines sexuales, su infidelidad y sus muchos arrebatos de ira. Aunque el caso se resolvió en enero después de que la mujer buscara protección por medio de una orden judicial el año pasado, dos pastores habían presentado declaraciones a favor de su esposo.

«En su providencia, Dios siguió colocando recordatorios frente a mí, completamente espontáneos. Cuando alguien nos pidió a mi esposa y a mí que oráramos por una mujer que mi esposa conocía, ella se acercó preocupada y nos horrorizamos al descubrir que los mismos terribles patrones de consejería seguían ocurriendo en GCC», dijo Cho a CT.

«Fue entonces cuando tristemente llegué a creer, más allá de cualquier duda, que los feligreses de GCC, a quienes todavía amamos, podrían estar jugando a la ruleta rusa si alguna vez necesitan consejería en GCC, especialmente en cualquier cosa relacionada con el cuidado de las mujeres y los niños. Sabía que no podía pasar en silencio por el otro lado del camino, que necesitaba ayudar a esta mujer y dar una advertencia, o la sangre de las personas caería sobre mi cabeza».

Para esta historia, CT habló con ocho mujeres que relataron cómo, tanto a ellas como a otras personas en Grace Community Church, se les había aconsejado que evitaran denunciar a sus padres y esposos con las autoridades correspondientes, que aceptaran sus disculpas y que siguieran sometiéndose a ellos.

A las víctimas se les citaron regularmente pasajes de las Escrituras sobre el perdón, la confianza, el amor y la sumisión, y se les dijo que se reconciliaran y regresaran a casa, incluso en los casos en que temían por su seguridad y la de sus hijos.

Nadie de GCC respondió a las solicitudes de CT para discutir la filosofía detrás de la consejería de la iglesia, la respuesta al abuso, ni para responder preguntas sobre casos específicos. Se contactó a seis pastores y ancianos por teléfono y correo electrónico repetidamente durante un periodo de tres semanas antes de la publicación de este artículo, así como a un expastor y anciano. (Actualización: Después de la publicación de este artículo, Grace Community Church emitió una declaración en la que afirman que los ancianos no hacen comentarios sobre el asesoramiento y las disputas en materia de disciplina, pero que la iglesia «atiende las acusaciones personalmente y en privado». Defendieron su consejo como bíblico, diciendo: «La historia de nuestra iglesia y su congregación son el testimonio»).

‘Fue incorrecto y debe corregirse’

Cho leyó por primera vez sobre el caso de Eileen Gray en marzo pasado, después de la cobertura de Roys Report, cuando dijo que le habían pedido que revisara el manejo del caso por parte de la iglesia para la junta de ancianos. Su revisión, basada en su educación y formación jurídica, se convirtió en parte de una investigación interna inicial.

El caso de disciplina de la iglesia tuvo lugar en 2002, unos años antes de que Cho llegara a la fe en Grace Community Church. Gray se había negado a seguir el consejo de los líderes de retirar una orden de restricción contra su esposo abusivo, David Gray. Durante un servicio de Comunión mensual, MacArthur describió su decisión como un pecado sin arrepentimiento, diciendo que la madre de tres hijos eligió «dejar… y abandonar» a su esposo.

David Gray, quien una vez fue maestro en la iglesia, fue sentenciado por sus delitos en 2005: abuso sexual infantil agravado, lesiones corporales a un niño y abuso infantil. Testigos y víctimas respaldaron el relato de la esposa sobre el comportamiento abusivo, mientras que los líderes de la iglesia continuaron defendiéndolo, según documentos judiciales a los que se hace referencia y que fueron publicados en el artículo de Roys Report de marzo de 2022. David Gray permanece en prisión.

Cho dijo que muchos líderes de Grace Community Church se negaron a leer el artículo de Roys Report. Algunos lo hicieron, pero descartaron sus hallazgos de todos modos. Los principales líderes de la iglesia se pusieron a la defensiva, dijo, y querían proteger a MacArthur.

Para Cho, así como para siete abogados cristianos que revisaron el material, era obvio que David Gray era culpable más allá de toda duda razonable, y que la negativa de Eileen Gray a levantar la orden de restricción para proteger a sus hijos era objetivamente razonable y plenamente justificada.

«Ahora que los hechos se conocen, no es demasiado tarde para “hacer justicia” incluso en esta etapa tardía, casi 20 años después», escribió Cho a la junta de ancianos. «La propia integridad de uno, defender la justicia y la rectitud, y ser fiel incluso en las cosas pequeñas, incluso en algo que pasó hace 20 años, todo ello importa inmensamente».

Cho esperaba que la iglesia tuviera para sí misma un estándar más alto que los tribunales seculares. En el caso de Eileen Gray, supervisado por el entonces pastor ejecutivo asociado Carey Hardy y en el que estuvo involucrado Bill Shannon, quien fue pastor de consejería de GCC durante mucho tiempo, Cho encontró evidencia de maltrato, parcialidad y errores en la forma en que manejaron el caso. Eileen Gray fue repetidamente desacreditada y acusada de ser «extraña», lo cual no era relevante para sustentar su disciplina, y los líderes pusieron en duda su versión a pesar del historial de engaños de David Gray.

«Se pusieron del lado de un abusador de niños, que resultó haber cometido también abusos sexuales contra menores, por encima de una madre que intentaba desesperadamente proteger a sus tres inocentes hijos pequeños. Eso fue y es rotundamente incorrecto, y debe corregirse», dijo Cho a CT. «Numerosos ancianos han admitido en varias conversaciones privadas que “se cometieron errores” y que hoy tomarían una decisión diferente sabiendo lo que saben ahora. Pero esas admisiones significan que es necesario arreglar las cosas con la persona a la que agraviaron: ese es el cristianismo más básico».

Mientras aún estaba en la junta en marzo pasado, Cho enfatizó la urgencia de corregir el registro. Los ancianos habían acusado de pecado cuando no se había cometido ninguno, insistió. Si se hubieran enterado de que habían disciplinado a un hombre acusado injustamente de adulterio, ¿no querrían corregirlo, incluso si se enteraran 20 años después?

Según Cho, quien se desempeñó como secretario de la junta y fue responsable de tomar notas, MacArthur respondió durante la reunión de marzo que la comparación no se aplicaba a Eileen Gray. El pastor volvió a sacar a colación las afirmaciones de su «comportamiento extraño» y no estaba dispuesto a reconsiderar su disciplina.

Después de eso, dijo Cho, el presidente de la junta de ancianos, Chris Hamilton, le dijo que tendría que «dar marcha atrás» a sus hallazgos sobre los errores de la iglesia si quería seguir siendo un anciano. (Hamilton no respondió a las solicitudes de comentarios). Cho y su esposa renunciaron a su membresía al día siguiente.

Someteos ‘como al Señor’

Este otoño, Cho se encontró una vez más revisando los documentos judiciales de una miembro de Grace Community Church, esta vez a pedido de la mujer, quien solicitó una orden de restricción contra su esposo con la esperanza de protegerse a sí misma y a sus hijos pequeños del abuso. Ciertos paralelismos con Eileen Gray fueron inmediatamente claros para él.

La mujer le dijo a CT que también reconoció las similitudes. Dijo que cuando leyó sobre Eileen Gray el año pasado, pensó: Esto se parece mucho a lo que me han dicho. (La política de CT permite que las víctimas de abuso no sean nombradas a fin de proteger su privacidad y seguridad; su identidad y los detalles de su relato se han verificado para el reportaje de esta historia).

«Cada vez que hice intentos de obtener una orden de restricción, escuché: “Ten cuidado con el sentimiento de venganza”», dijo la mujer. «Me estaban diciendo, básicamente, que retrocediera… decían que no era cristiano de mi parte buscar esa protección legal porque los creyentes no llevan a otros creyentes a los tribunales».

Ella dijo que había llevado a los líderes de la iglesia evidencia de la infidelidad de su esposo, búsquedas de pornografía incestuosa y comportamiento inapropiado con su hija desde que tenía solo un par de años.

Un mes después de volver a vivir con su esposo a solicitud de sus pastores, llamó al 911 por miedo durante una discusión en la carretera. En los documentos judiciales obtenidos por CT, dijo que el pastor y anciano Rodney Andersen le dijo que debería someterse a su esposo «como al Señor» en lugar de provocarlo. Los oficiales de violencia doméstica enviados a la escena, dijo, le dijeron que no regresara a casa.

Dos ancianos de GCC pasaron a presentar declaraciones juradas a favor de su esposo. La declaración de Andersen relata que el esposo dijo durante una sesión de consejería que él y su hija se habían tocado la lengua mientras se besaban para imitar una escena en una caricatura.

Una declaración del otro pastor y anciano, Brad Klassen, dijo que la mujer acudió a él preocupada por las fotografías tomadas por su esposo, pero que no tenía «evidencia» del abuso. Según su propia presentación, las fotos incluyen imágenes de su hija pequeña tocando la cremallera de los pantalones de su esposo, rociándole agua en la cara, así como selfies con la niña mientras estaba desnuda. La declaración de Klassen dijo que las fotos no contenían desnudez.

Otros dos líderes de Grace dijeron que testificarían a favor de la esposa, pero la pareja llegó a un acuerdo en enero, antes de la fecha de su cita en la corte, por lo que ninguno de los pastores tuvo que testificar. En el acuerdo, la esposa no se retractó de las acusaciones de abuso contra su esposo.

Al final, dijo, la traición de su iglesia, ahora su antigua iglesia, fue lo que más le dolió.

«Alcancé un bajo cero espiritualmente. Estaba dudando si Dios era real. Pensaba: si Dios es real, pero se supone que debemos someternos a los líderes de la iglesia cuando esto sucede, prefiero morir», dijo la mujer a CT. «Incluso los incrédulos no soportarían esto».

La mujer dijo que vio al Señor «obrar soberanamente» para guiarla a través del proceso, y finalmente llegó a ver que «el fracaso de la iglesia no anula la existencia de Dios o la justicia de Dios».

«Necesito temer a Dios en lugar del hombre. El hecho de que alguien te cite un versículo y esté en una posición de autoridad no significa que lo esté haciendo bien», dijo.

Cuando cuestionó el consejo de los pastores de volver y confiar en su esposo, dijo que le recordaron pasajes como el amor «todo lo cree» y que Jesús dijo que perdonara «setenta veces siete».

Según su relato, el trauma y las señales de advertencia no fueron suficientes: los pastores querían pruebas de abuso físico, adulterio «piel con piel» o una condena por abuso de menores antes de aceptar que tenía motivos bíblicos para el divorcio. Ella no podía esperar a obtener todo eso.

‘Mi seguridad no era la prioridad número uno’

Los casos en GCC dan lugar a un debate más amplio sobre lo que califica como abuso y si los cristianos deben priorizar la reconciliación en casos de abuso, mientras GCC y su seminario ocupan un lugar destacado entre los consejeros bíblicos conservadores y la Asociación de Consejeros Bíblicos Certificados (ACBC, por sus siglas en inglés).

«Hay una comprensión fundamentalmente diferente de lo que es el abuso», dijo Jonathan Holmes, graduado de The Master’s University, y pastor y consejero en Ohio, quien señaló que las respuestas más serias a menudo se reservan para violaciones físicas y sexuales.

Al igual que otros que defienden el complementarismo, MacArthur ha predicado varias veces contra las mujeres que se quedan con maridos abusivos por el bien de la sumisión marital. Enseñó que las mujeres y los niños deben «llegar a un lugar seguro» y que los perpetradores de violencia doméstica ya no se comportan como creyentes y, por lo tanto, han perdido su derecho al matrimonio.

Sin embargo, como mencionó Cho en sus cartas a los ancianos clave el año pasado, una serie de mujeres durante la última década afirmaron haber recibido, en su misma iglesia, consejos opuestos a estas afirmaciones cuando temían por su seguridad o la seguridad de sus hijos.

Varias mujeres mencionaron a Bill Shannon, pastor de consejería y miembro de la ACBC, y mencionaron que las disuadió de denunciar el abuso a la policía y les indicó que permanecieran en hogares donde habían sido amenazadas con violencia. Una pareja dijo que observaron una sesión de asesoramiento en la que Shannon no le aconsejó a una mujer miembro de su familia que denunciara a un hombre que había confesado un incidente de abuso sexual contra menores; tampoco le indicó que lo dejara, ya que no había sido condenado.

Shannon se encuentra entre los líderes que no respondieron a múltiples solicitudes de comentarios para esta historia.

Los ancianos y exancianos también expresaron su preocupación por el consejo «incompetente» de Shannon. Cho dijo que MacArthur había sido advertido sobre las preocupaciones, pero defendió a Shannon y lo mantuvo en la misma posición. Según el sitio web de GCC, Shannon continúa brindando asesoramiento «formal e informal» a los miembros, imparte seminarios prematrimoniales y matrimoniales de la iglesia, y predica sermones para un pequeño grupo de adultos.

«En la primera reunión con Bill Shannon, supe que mi seguridad no era la prioridad número uno: era la sumisión a mi matrimonio», dijo una mujer que pidió no ser nombrada en esta historia porque está tratando de dejar atrás su tiempo en GCC. «Mi trabajo era no irritar [a mi esposo]».

Mientras la mujer estaba hospitalizada debido al abuso físico de su esposo, Shannon la llamó y le aconsejó que se fuera a casa sin llamar a la policía, le dijo a CT. A veces, el tormento en el hogar era tan grave que le preocupaba que fuera a morir, pero dijo que escuchó que su situación podría ser «la voluntad de Dios para su vida».

En la consejería marital, los pastores le preguntaron a las esposas si sus actitudes contribuían a los patrones de violencia, ira y manipulación en sus relaciones. En algunas situaciones, dieron a entender que las mujeres buscaban las fallas en sus maridos.

«Es difícil para un pastor concebir una dinámica donde una mujer es maltratada y donde, en algún momento en la historia, ella no es expresamente responsable por ello», dijo Holmes.

Esta «mutualización» del pecado puede tener lugar en modelos de iglesia donde se les pide a ambas partes que se perdonen y se confiesen el uno con el otro.

«Nuestra filosofía es que, si ha habido abuso, no los puedes poner en una habitación y esperar que ambos pasen por el proceso de quitarse la viga de los ojos», dijo Ken Sande, un mediador cristiano que habló de los patrones que ha observado durante décadas de ministerio de conciliación, no sobre GCC en particular.

‘Sin otra opción’

Cada una de las mujeres con las que CT habló dijo que en algún momento se consideraron a sí mismas parcialmente responsables del comportamiento de sus esposos, o que un líder de la iglesia así lo indicó.

A las mujeres se les recordó la directriz bíblica de que las esposas se sometan a sus maridos. Durante años, habían esperado que su sumisión, su fidelidad en el matrimonio y sus oraciones desesperadas eventualmente conducirían a un cambio en sus esposos. Pero cuando los problemas persistieron y se intensificaron, buscaron ayuda y consejo sobre qué más se podía hacer.

«Se necesita una gran cantidad de coraje, humildad y vulnerabilidad, incluso para buscar ayuda de la iglesia cuando ha habido abuso en el hogar», dijo Wendy Guay, quien habló con The Roys Report el año pasado sobre el abuso de su padre Paul Guay mientras él formaba parte del personal de Grace Community Church a fines de la década de 1970. «Las mujeres se escondieron, perseveraron y trataron de manejar las cosas por su cuenta hasta que no hubo otra opción», agregó.

Cuando las esposas sintieron que necesitaban mudarse por su seguridad, dijeron que los pastores les dijeron que se quedaran. Después de que se separaron u obtuvieron protección legal, dijeron que los pastores los instaron a reconciliarse. Las mujeres le dijeron a CT que los pastores veían la participación continua de sus esposos en la consejería, el trato afectuoso hacia sus hijos en entornos supervisados y las promesas verbales de que el abuso se detendría como indicaciones de que ya no representaban una amenaza.

En algunos casos, como los de Eileen Gray y la mujer que llegó a un acuerdo el mes pasado, los líderes de Grace Community Church continuaron apoyando a los mismos hombres a quienes habían acusado de abuso en casos legales. Aunque las iglesias pueden evitar involucrarse legalmente en disputas maritales por razones de responsabilidad, no es raro que los pastores se pongan del lado del acusado.

Pete Singer, director ejecutivo de GRACE (Godly Response to Abuse in the Christian Environment), dijo que ver a los líderes religiosos defender a un perpetrador en los tribunales fue parte de lo que impulsó al fiscal Boz Tchividjian a iniciar la organización en primer lugar.

«No es único. Desafortunadamente, también prevalece en el abuso infantil y la violencia íntima de la pareja. Es un reflejo de cómo se ha preparado el pastor», dijo Singer. «Si hay una diferencia de poder notable, ¿por qué me estoy alineando del lado de la persona que puede ser el victimario y no de la persona que podría ser la víctima?».

La disciplina como distintivo

Si bien los evangélicos son cada vez más sensibles a la dinámica del abuso, algunas comunidades conservadoras retienen un escepticismo subyacente en torno a los movimientos de defensa de las víctimas y los psicólogos informados sobre el trauma, y continúan defendiendo el lugar de la iglesia local para abordar el conflicto matrimonial.

Las exmiembros que denunciaron abuso dijeron que temían la disciplina de la iglesia por falta de sumisión o por el abandono de su matrimonio.

Si bien la mayoría de las iglesias evangélicas han formalizado los procesos disciplinarios en políticas y estatutos escritos, cada vez es menos común que las iglesias estadounidenses los sigan en la práctica, y es aún más raro que una iglesia anuncie públicamente los casos de disciplina varias veces al año, según Sande, el mediador cristiano.

MacArthur considera que la disciplina eclesiástica es un «distintivo» en Grace Community Church, donde los ancianos siguen las pautas tomadas de Mateo 18: primero confrontan al acusado en privado y luego con otro testigo, antes de anunciar públicamente los casos de disciplina que han llegado a la tercera etapa del proceso, en la que la falta de arrepentimiento impide que el miembro participe en la Cena del Señor.

Cho, el exanciano, dijo que, en esta etapa, los ancianos deben aprobar por unanimidad los casos que se presentan ante el cuerpo de la iglesia varias veces al año, durante los servicios mensuales de Comunión.

Las mujeres que hablaron con CT sobre sus experiencias de consejería habían sido miembros de GCC durante años, algunas más de una década, y se habían sentado en los servicios cuando MacArthur dió a conocer la disciplina en la iglesia. Ellas creían que, si los líderes no veían su situación como motivo de divorcio, sus nombres podrían leerse en esa lista.

‘El tiempo y la verdad van de la mano’

Hasta ahora, Cho no había hablado públicamente sobre las circunstancias que lo llevaron a dejar GCC y sus esfuerzos de defender a las víctimas desde entonces. Esperaba que GCC revisara el caso de Eileen Gray y reconsiderara la evidencia que la reivindicó. Repitió súplicas de tomar en serio las preocupaciones sobre Shannon y la consejería de la iglesia.

Después de irse, siguió contactando a los principales líderes de GCC, les hizo preguntas y se ofreció a discutir sus preocupaciones en privado. Le envió un correo electrónico a MacArthur y al director ejecutivo de Grace to You, Phil Johnson, un líder influyente y anciano de la iglesia. Intercambió mensajes con Carey Hardy, el pastor que supervisó el caso de disciplina de Gray y quien ahora sirve en una iglesia en Carolina del Norte.

Sus llamados estuvieron sustentados en las Escrituras, a veces citando más de 20 versículos sobre la reconciliación, el mal y la justicia, como: «Así que comete pecado todo el que sabe hacer el bien y no lo hace» (Santiago 4:17).

Cada vez que se reunía o veía a los ancianos en persona, el caso salía a colación. Envió mensajes de texto y llamó a miembros de la junta de ancianos para compartir sus preocupaciones.

Cho nunca se imaginó a sí mismo en esta posición, abogando desde fuera de GCC. Durante casi 17 años de membresía allí, Cho conoció a su esposa, comenzó a enseñar la Palabra y ascendió al liderazgo en la junta de ancianos de la iglesia.

«Yo era leal y lo decía en voz alta», dijo Cho, quien ahora se opone a lo que él ve como «confianza ciega» entre muchos de los hombres a los que solía servir y liderar.

El año pasado, cuando cuestionó la decisión de disciplinar a Eileen Gray, dijo que sus compañeros ancianos le sugirieron que ellos simplemente confían en los líderes anteriores que tomaron esa decisión. Cho respondió que las Escrituras nos ordenan confiar en el Señor y examinarlo todo (1 Tesalonicenses 5:21).

Cho mantuvo la esperanza, pensando en una frase por la que John MacArthur es conocido: «El tiempo y la verdad van de la mano». La verdad finalmente sale a la luz.

‘Que Dios se encargue de los resultados’

Eileen Gray dijo que escuchar sobre otras mujeres que habían sido «culpadas, acusadas y, a menudo, retraumatizadas» por los líderes de Grace la motivó a compartir su historia públicamente años después, una vez que sus hijos fueron adultos. Inmediatamente después de la cobertura del año pasado en The Roys Report, dijo, se enteró de más testimonios de abuso mal dirigidos.

«¿Si yo hubiera compartido antes [mi historia] habría provocado un cambio en Grace Community Church o en otras iglesias que siguen su modelo de liderazgo? No lo sé, pero me siento horrible por el efecto habilitador que ha tenido mi silencio a lo largo de los años», dijo a CT en un correo electrónico.

«Hasta el día de hoy, tengo testimonios directos de una multitud de testigos de que Grace Community Church todavía está siguiendo una forma similar, no bíblica y sin amor, de tratar a mujeres y niños abusados ​​que claman a los líderes de la iglesia por ayuda mientras sufren el abuso de esposos y padres. Este es un pecado atroz».

Una exmiembro de Grace, una vez emocionada de mudarse a California para poder seguir las enseñanzas de MacArthur, dijo que la fe que había significado todo para ella fue destruida por la forma en que la iglesia la trató cuando buscó ayuda durante y después de un matrimonio abusivo y sin amor.

«Lo peor de todo no fue el divorcio: fue lo que sucedió con mi relación con Dios. Sé que Dios es Dios y el hombre es hombre, pero realmente confiaba en esas personas de la iglesia», dijo. «Me quitaron esa cercanía que tenía con Dios. Me hicieron mirar de manera diferente a los hombres. Cuando voy a la iglesia, siento que los pastores están mintiendo. Me dejaron con el corazón roto… realmente siento que fui violada espiritualmente».

Grace Community Church no se disculpó con Eileen Gray, así como tampoco rescindió su disciplina, ni hizo una declaración pública sobre el caso, ni ofreció una respuesta para este artículo.

Apenas unos días después de la Navidad del año pasado, Cho envió lo que llamó un «llamado final» a cada uno de los ancianos de GCC. Cho todavía mantuvo esa débil esperanza: «El Señor ha hecho muchas veces mucho más de lo que nunca hubiera creído posible», incluso sabiendo que era poco probable que la junta cambiara de opinión y que su postura pública molestaría a muchos con los que solía servir y adorar.

«Al final del día, necesito hacer lo correcto, mientras el Espíritu, mi conciencia, la oración, el consejo y la Palabra me guíen, y dejar que Dios se encargue de los resultados», dijo a CT. «Y el hombre que me enseñó eso fue John MacArthur».

Traducción por Sergio Salazar.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

FUENTE: CHRISTIANITY TODAY.COM

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