El Papa Francisco, como otros papas antes que él, desea un gobierno global. Esto quedó claro en su llamado al globalismo el jueves, durante un discurso ante los miembros de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales dentro del Palacio Apostólico. Francisco exigió por un nuevo “cuerpo supranacional, legalmente constituido” haga cumplir los Objetivos de Desarrollo
El Papa Francisco, como otros papas antes que él, desea un gobierno global. Esto quedó claro en su llamado al globalismo el jueves, durante un discurso ante los miembros de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales dentro del Palacio Apostólico.
Francisco exigió por un nuevo “cuerpo supranacional, legalmente constituido” haga cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (IE control de la población) y sus políticas de cambio climático.
En otras palabras, las Naciones Unidas no son lo suficientemente poderosas a nivel mundial, y se necesita otro organismo mundial para gobernar las naciones.
La sesión plenaria se tituló “Nación, Estado, Nación-Estado” e incluyó oradores de dentro del romanismo que exigían que todos los Estados nacionales estuvieran gobernados por un gobierno mundial de un solo mundo.
Los oradores incluyeron a Hans Joachim Schellnhuber, un climatólogo marxista y alemán que afirmó que sin un gobierno global el clima mundial se vería perjudicado de manera irrevocable y al cardenal Walter Kasper, que habló sobre la justicia social.
En lugar de pedir la abolición absoluta de los Estados nacionales, el Papa insistió en que todos deben ser sometidos a autoridades externas y de gobierno global.
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El Papa dijo: “Se debe otorgar a las naciones individuales el poder de operar en la medida en que puedan alcanzar… [pero] los grupos de naciones vecinas, como ya es el caso, pueden fortalecer su cooperación al atribuir el ejercicio de ciertas funciones y servicios a organizaciones inter-gubernamentales. instituciones que gestionan sus intereses comunes”.
Francisco afirmó que este gobierno global era necesario para garantizar el bienestar de los migrantes y el “bien común universal”.
Por otro lado Francisco pasó a burlarse de las naciones que tienen muros fronterizos.
El Papa comentó: “…La Iglesia ha advertido a las personas, los pueblos y los gobiernos sobre las desviaciones de este vínculo cuando se trata de excluir y odiar a otros, cuando se convierte en un nacionalismo conflictivo que construye muros, incluso el racismo o el antisemitismo”.
Continuó: “La Iglesia observa con preocupación el resurgimiento, en casi todo el mundo, de las corrientes agresivas hacia los extranjeros, especialmente los inmigrantes, así como el creciente nacionalismo que descuida el bien común”.
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