Rebeca Andrade, de 22 años, trajo a Brasil la medalla de plata en gimnasia artística individual en los Juegos Olímpicos de Tokio el jueves (29) y agradeció a Dios por la victoria y la superación. “¡Mirarán y verán a Jesús brillando en ti! ¡Gracias a Dios, gracias familia!”, escribió Rebeca en una publicación en su cuenta de Instagram. La
Rebeca Andrade, de 22 años, trajo a Brasil la medalla de plata en gimnasia artística individual en los Juegos Olímpicos de Tokio el jueves (29) y agradeció a Dios por la victoria y la superación.
“¡Mirarán y verán a Jesús brillando en ti! ¡Gracias a Dios, gracias familia!”, escribió Rebeca en una publicación en su cuenta de Instagram.
La atleta se convirtió en la primera brasileña en ganar una medalla olímpica en gimnasia, después de enfrentar tres graves lesiones de rodilla y pensar en renunciar al deporte. Hoy, Rebeca es un símbolo de superación en los Juegos de Tokio.
“Creo que incluso si no hubiera ganado la medalla, habría hecho historia, precisamente por mi proceso para llegar hasta aquí. No te rindas, cree en tu sueño y mantente firme. Dificultad que siempre tendremos, pero tenemos que ser lo suficientemente fuertes como para pasar el día. Tuve gente maravillosa que me ayudó a pasar por este proceso, espero que tengas gente increíble para ayudar a llegar a la cima tal como llegué”, dijo Rebeca después de la conquista olímpica.
De origen humilde, proveniente de las afueras de Guarulhos (SP), siempre tuvo a su madre Rosa Santos para enfrentar las dificultades y no abandonar su carrera en gimnasia. Rebeca se inició en el deporte a los 4 años, a través de un proyecto de la Secretaría de Deportes de Guarulhos, en el gimnasio Bonifácio Cardoso, en Vila Tijuco.
En ese momento, la madre de la gimnasta trabajaba como sirvienta para criar a sus ocho hijos en solitario. La familia vivía en una casa de una habitación, donde todos dormían, y el baño afuera.
Rosa luchó para asegurarse de que su hija fuera a la práctica, pero a menudo no tenía el dinero para pagar el transporte.
“Fue muy difícil. Mi madre no tenía dinero, y yo estaba más fuera de la práctica de lo que iba a. Estaba cansada de caminar y volver a casa del trabajo cuando me dio el dinero para el boleto. Mi hermano luego compró una bicicleta y me llevó, pero a veces se rompa. Pidió dinero prestado para que no hubiera escasez de alimentos. Y como no quedaba otra manera, no podíamos permitirnos otras cosas. Ropa que conseguí de gente que me conocía y me daba”, dijo Rebeca a Globo Esporte.
Fue con la ayuda de la técnica keli kitaura que la niña logró quedarse en el gimnasio. A la edad de 9 años, Rebeca fue llevada por Keli a entrenar en Curitiba, un importante centro de gimnasia artística brasileña.
Revelándose como una promesa de gimnasia, poco después, la atleta fue contratada por Flamengo y, junto con Keli, se mudó a Río de Janeiro.
Hoy, gracias a su éxito en la gimnasia artística, Rebeca puede dar un mejor hogar a su madre, que fue quien la convenció de no abandonar nunca el deporte.
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